El hecho de que en muchos aspectos amo la cultura japonesa, en concreto su forma de convertir el momento del té en algo místico, y de que encuentro gran satisfacción en la producción de productos cerámicos ha desembocado en la afición por la realización de tazas y boles para este uso cotidiano que permiten disfrutar cada uno de estos pequeños momentos de la belleza de la cerámica manual.
Confluyen de esta forma tres aspectos, el disfrute del tiempo y la conciencia del mismo, en compañía o en soledad, el sabor ancestral de las tisanas de té, que personalizan cada situación, y la apreciación táctil y visual de la superficie cerámica.
Deseo que os gusten.